Nuestra España es / ASR
Centralistas e independentistas desaparecen de golpe en cuanto se menta a la República Española. Ambas tendencias compiten en ver quien la niega más. Unos construyen una España grotesca y opresora, los otros la necesitan para afirmarse.
Nuestra República Española fue unitaria, cierto, y mucho de jacobina, lo que significa decir revolucionaria, laica, antiseñorial, soberana, democrática y social, con iguales derechos y obligaciones sin privilegios ni excepciones ni de clase, ni de raza, ni de creencia, ni de lengua, ni de nacimiento. Y como tal reconoció el autogobierno y la descentralizaciòn de una nación que era plural y diversa a la par que unida por siglos de lucha contra la Corona que tenía a los pueblos como su propiedad. Esa república era una patria, fruto de una victoria compartida, la España republicana. No la grotesca caricatura reaccionaria.
Nuestra España es la que está orgullosa del Mayor Saseta y sus hombres, la que reconoció el derecho a casarse legalmente al padre Coco, cifró su esperanza en miles de escuelas, ondeó su bandera junto a la Ikurriña y la Senyera y vertió su sangre por defenderlas.
La de Miguel Hernández y la de Lauaxeta, la que reconoció a las mujeres como la mitad del cielo, la de los maestros que enseñaron a imaginar el mar a los pequeños que nunca lo habían visto, la que fue defendida por el Viento del pueblo.
La que tuvo el Congreso con más obreros, más científicos, más periodistas, más intelectuales y menos abogados del estado de su historia, la que sintió a las repúblicas americanas como hermanas, la que tenía generales que diseñaban cohetes lunares y capitanes, aviones a reacción
La que declaró nulos los títulos de nobleza y reconoció el derecho a la tierra a los que la trabajaban, la que se sentía rica y plena viendo felices a su hijos y reconocía su inalienable derecho a ser ellos mismos, la que fue fruto de una victoria labrada entre todos.
La que se despojó de toda tutela, de toda dependencia, y asumió con ilusión un día de abril su derecho a seguir su propio destino, la que amparó toda idea, toda creencia, todo sentir toda esperanza, asegurando un marco de libertad fraterna
La que consagró la libertad de cultos, de conciencia, y la libertad de amar a quien quisieras sin tener que dar explicaciones décadas antes que otras naciones europeas, la que se comprometió estructuralmente a armonizar y garantizar derechos sociales, civiles y políticos.
La España que ofreció una patria a los judios alemanes al día siguiente de la noche de los cristales rotos, la España sentida como propia por millones de personas de todo el mundo por la valentía y ejemplo de sus hijos e hijas.
La que sigue viva en el corazón de los que nunca se rindieron, la que no han logrado hacer desaparecer tras décadas de noche, niebla y olvido impuesto, la que depende exclusivamente de nosotros, de nadie más, para que un nuevo abril la deje florecer y crezca libre en el futuro,