¿Qué signífica ponerse al servicio de la república hoy? / ASR 20/08/21
Se trata de poner los recursos disponibles al servicio de una estrategia que haga posible lograr la república. Esto exige en primer lugar saber qué pasos dar, ver que debilidades tiene este régimen y trazar la estrategia de acuerdo con ellos, basándote en los antecedentes, el contexto y los medios materiales y humanos disponibles. Cuando reparas en el hecho de que dicen ser republicanos personas y grupos que cuentan con representación y con alcaldes, concejales y diputados, pero que curiosamente no se puede contar con ellos para esta lucha, te das cuenta de que aquí pasa algo. Nos dicen que ellos ya tienen un plan, una opción política. Pues bien, si creen que eso les funciona y que todo va bien al respecto, pues adelante, pero algunos no pensamos que esto sea correcto, que esto no se puede afirmar sin sonrojarse. Lo primero que preguntaríamos es sobre cuál es su propuesta estratégica, en que la basan, cual es su proyecto, sus pasos, o más claro, cuáles sus prioridades. Cuando surjan estas discusiones mirad quienes están en la conversación y en los actos comprometidos: ¿son cargos públicos, dirigentes o son personas que ven la necesidad de la república, la comparten pero disocian su necesidad republicana de sus referentes políticos? Recordad esto que apuntamos aquí: ¿Cuántos actos públicos con diputados y dirigentes habéis visto un 14 de abril donde se haya escenificado un compromiso efectivo? ¿Cuántos compromisos republicanos explícitos en elecciones llamando a la unidad republicana y a una coordinación de esfuerzos? Ninguno en realdad se ha producido. Y por el contrario se ha cuestionado la bandera nacional tricolor como la bandera de todos los españoles, se la ha combatido y se ha sembrado confusión y argumentos falaces. Asistimos a un
Nosotros lo que afirmamos es mucho más sencillo. La república es un tema central, prioritario, porque la naturaleza del poder en España es algo que debe tenerse en cuenta a la hora de lograr otras políticas, otras leyes, a la hora de lograr los cambios que se precisan en el orden laboral, derechos sociales y civiles, la cuestión nacional, en el modelo económico, educativo, productivo, etc. Si no se tiene claro de qué va el actual régimen y sus debilidades no se irá a ninguna parte. Nosotros no queremos una nueva república, queremos restituirla, que es otra cuestión, y consideramos que este debate debe abrirse, tenemos cosas que decir y que proponer, cuestiones muy concretas.
En estos días del verano de 2021 hemos sabido que este gobierno, el más progresista en España desde el Big Bang, ha decidido cambiar el DNI, algo vital parece, y sustituir la palabra España por la expresión «Reino de España». Esa expresión se impuso en 1947 con el referéndum franquista que reimplantó la monarquía en España, así lo pone el propio BOE. Este tipo de acciones simbólicas están relacionadas con la necesidad de recuperar espacio que el R78 y la monarquía tienen. Si el R78 y este gobierno toma este tipo de acciones, deben encontrar respuesta, responden a un temor y a una lógica. Hay que combatir en ese terreno teatro de engaños: primero hubo un republicanismo juancarlista y hoy, cuando esa miseria ya no da más de sí, surge un republicanismo rojigualdo, despojado de toda su historia, de su tradición, de sus símbolos, de su memoria. Estos intentos de desviar la cuestión se basan en la idea de desligar la lucha republicana de la realidad y de las debilidades del actual régimen-
Así que la cuestión es ponerse al servicio de la república de acuerdo con una estrategia de acción basada en la realidad y que busque recuperar lo que fue destruido por el franquismo y sepultado por el régimen del 78. Esto es en paralelo a las demandas de acciones concretas en temas de programa y acciones hoy en temas necesarios. No hay que elegir, es todo simultáneo por un motivo sencillo. Lo que se opone a la república es lo mismo que se opone a un programa social necesario, cada pequeño avance es un avance.
¿Cómo queremos hacerlo? ¿Cuál es la estrategia a seguir? Nosotros tenemos una. Queremos compartirla. Y que avancemos juntos en esta lucha. Y por supuesto que estamos dispuestos a escuchar las propuestas de los demás.
Debe empezarse por algo que debiera ser obvio: hablar claro y con toda naturalidad. Y recordar una cuestión clave. Ser republicano significa ser demócrata, asumir sinceramente esos valores, y saber de donde venimos, de una tradición de lucha colectiva de generaciones en la que hubo momentos de victoria y esperanza que perviven y de los que podemos sentirnos muy orgullosos, que nadie le robe a este pueblo sus momentos de triunfo, ni en Sol, ni en Sant Jaume, ni en todos y cada uno de los pueblos de España.
Teniendo claro quiénes somos y cuando tienes principios firmes no hay problema con ser flexible y dialogante. Si el poder en España tiene verdadero miedo al republicanismo es a que una opción con principios de ese tipo, consciente de la realidad, dialogante y con argumentos, pueda prender y llegar a la población. Temen que seamos razonables, temen a la palabra, a los buenos argumentos, temen a que alguien ponga en palabras y en hechos lo que millones de personas piensan que se debiera hacer.
La república de la que hablamos es la española, claro, la de todos. Y quienes hoy la defendemos somos los que nunca dejamos de defenderla. Consideramos que en la transición unos por un motivo y otros por otro, la casi totalidad de las fuerzas políticas aceptaron renunciar a la República Española, al hacer eso reconocieron la legalidad franquista y su régimen, abandonaron la idea de España y se la entregaron a la reacción. A unos no les importó (Vide: «La falsa playa bajo el pavés español»), para otros era simple oportunismo, a la mayoría se le ocultó el dilema. No es nuestro caso. Para los republicanos españoles hay otros dilemas, pero no el de que la España democrática, fraterna, solidaria sea una patria compartida para todos.. Quienes no han sabido defender a la República Española o renunciaron a ella tal vez no lo comprendan, pero lo que tenemos claro es que si lo podemos explicar no pasaría lo que pasa pues, pese a todo, la esperanza de la república tricolor sigue viva en el corazón de millones.
«Nosotros no queremos una nueva república, queremos restituirla, que es otra cuestión, y consideramos que este debate debe abrirse….». Totalmente cierto. Adoptar, hoy, una estrategia de consulta popular vinculante monarquía-república es dar por buena toda la estrategia de quienes, con la Transición, se comprometieron a dejar impunes los crímenes del franquismo y a convertir en demócratas, sin tan siquiera someterlas a una mano de pintura, las estructuras políticas e institucionales del franquismo. No podemos aceptar el R78 pues se legitima desde la legislación del Movimiento Nacional. Está fuera de cualquier lógica la pretensión de hacer pasar por demócrata un régimen que tiene como jefe de Estado alguien designado por el dictador Franco y consagrado ñpor la Ley de Sucesión de 1947.
La República que nos robaron con la violencia de las armas, con la violencia de la traición y con la violencia de la intervención de potencias fascistas, nos debe ser restituída y nuestra estrategia y nuestra lucha ha de dirigirse hacia dicho objetivo. Hay cosas que no se pueden ni se deben someter a votación. Nadie, salvo algún descerebrado, osaría proponer, hoy, un referéndum para restituir el esclavismo. Se supone que la abolición de la esclavitud es una conquista de la Sociedad y como tal lo asumimos y no permitiríamos cualquier gesto que nos hiciera retroceder en tal sentido. Lo mismo pasa con nuestra República. Hemos de avanzar hacia la III República pero a través de la restitución de la legitimidad de la II República, ultrajada por el franquismo y ultrajada por segunda vez por los arquitectos del R78.
Es preciso tener estas ideas claras como también, forjar alianzas y aglutinar fuerzas para tal propósito.