En breve: yihadismo, lucha de clases y republicanismo francés vs. liberalismo inglés
En rápido:
La destrucción del sistema democrático y de la tradición republicana de la ilustración (fraternidad social, igualdad política, libertades públicas) pasa por dos condiciones en Europa:
- a las clases trabajadoras europeos se las empuja a la precariedad, el individualismo y la proletización, y cómo salida estupefaciente se les propone el populismo neofascista. Le Pen, etc.
- a las clases trabajadoras de origen inmigrante musulmán se les empuja igualmente a la precariedad, la proletarización y a la islamización propuesta por los Sauditas y las otras monarquías del Golfo (Qatar, etc). Los estados reaccionarios wahabitas cuentan con manga ancha en Europa, pagan mezquitas, imanes, viajes, extienden su peculiar visión de la religión. Son consentidos y amparados por el poder real en Europa.
Los yihadistas son enemigos de la República Siria, de Argelia, lo fueron de la Libia de Gadaffi, lo son de la OLP y, en general, de cualquier fuerza progresista del mundo árabe musulmán. En este sentido su ataque criminal y su actuación terrorista ha sido «funcional» al poder neocolonial europeo y norteamericano.
Tras las conversiones al yihadismo de musulmanes europeos lo que tenemos es la combinación de los efectos de la destrucción del sistema social —paro, fracaso escolar, laboral, familiar fruto de la prevaricación— que dificulta la integración, y los efectos de la islamización 2.0 promovida por los regímenes reaccionarios wahabitas, es decir, los del Golfo.
Europa, al menos la Europa continental occidental, es diferente de Estados Unidos en cuanto a su estructura social e ideológica. El integrismo religioso en Estados Unidos es un fenómeno sin parangón en Europa. Entre la población blanca, son las sectas protestantes de diferente tipo las que se amalgaman con la extrema derecha del Partido Republicano y el poder económico, con una base de población trabajadora, rural, precaria, y todos muy alineados. Entre la población de color, la religión actúa como un verdadero opio del pueblo, que dificulta enormemente la autoorganización como sujeto de cambio y resistencia. Súmese a esto la sociedad postindustrial y sus transformaciones en los planos cultural e ideológico y tenemos un cuadro muy determinado.
En Europa las poblaciones trabajadoras actuales viven en un entorno cultural secularizado en mayor medida que en el anglosajón. El capitalismo anglosajón y su modelo de democracia tiene una historia y una lógica distintas. El «multiculturalismo» es la evolución del sistema colonialista británico de «separación» y estratificación social en castas y es completamente diferente del modelo republicano francés clásico basado en el reconocimiento de la universalidad de la condición humana y enemigo de las percepciones deterministas de la condición de clase o religión.
La aniquilación del modelo social nacido de la Revolución Francesa y la tradición de la izquierda de la Ilustración pasa por la destrucción de sus estructuras y el vaciado de sus valores y principios. El apoyo a la islamización de las clases trabajadoras inmigrantes es una parte de este proceso. Los atentados son, como mínimo, una consecuencia colateral, que, por otra parte permite «justificar» las medidas represivas que se van a tomar para acabar de destruir el sistema democrático. 1917 ya cayó, ahora toca 1789-93.
El sistema liberal anglosajón puede convivir perfectamente con la esclavitud (revolución norteamericana), con una dualidad social brutal (el siglo XIX), con la sociedad dividida en castas por razón de raza y religión (Irlanda, la India, Alabama), con la precariedad como regla usual (Estados Unidos hoy) y con una sociedad postindustrial decadente.
Los inmigrantes musulmanes nunca fueron ni especialmente religiosos, ni violentos ni representaron un problema. Sin embargo hoy Europa exporta yihadistas a Siria, Libia, Afghanistan, jóvenes nacidos en Europa, ciudadanos de nuestros países, van a luchar contra las repúblicas árabes más laicas. No se trata de que «vuelvan», sino de que van. La pregunta es ¿por qué? ¿Qué ha pasado para que musulmanes europeos educados en una sociedad laica vayan a tierra árabe a matar a árabes cuya visión es mucho más cercana a Europa? Libia y Siria fueron atacadas, pero los yihadistas no protestaron por eso; es más, los yihadistas son enemigos de Siria y lo fueron de Libia. Hemos de responder a esto si queremos tratar el problema.
Al tiempo, las muy reaccionarias monarquías del Golfo son tratadas como aliados por Europa y se permite que envíen imanes, que financien mezquitas y difundan su visión wahabi de la religión. Estos países son dictaduras teocráticas y representan la negación misma en materia de derechos y libertades y de respeto a la condición de la mujer desde el punto de vista de la tradición republicana occidental. Occidente no es únicamente la tradición republicana: también Occidente tiene integristas religiosos, sectas, ultrajes a la mujer, iglesias cómplices de dictaduras, odio al laicismo y a la república laica. España sufrió una dictadura nacional-católica absolutamente asesina. ¿De que hablamos entonces?
Los sistemas europeos demcrático-republicanos de tradición francesa se inspiraban en la idea de ciudadanía y derechos universales del ser humano. Un niño o una niña no vienen al mundo con «religión», tampoco con una «posición de clase» inserta en sus genes. Es el entorno, los padres, las circunstancias de su nacimiento las que estructuran las condiciones de su desarrollo vital. La religión se aprende. La posición de clase se hereda. La certeza de que son las condiciones ambientales de vida trabajo, economía, cultura, las que estructuran nuestro yo social y no un supuesto plan divino (integristas) o un determinismo biológico (neoliberales).