Abril ante nosotros. / Comunicado Al Servicio de la República 22 de marzo de 2017
Abril ante nosotros. Abril como símbolo. El triunfo de un pueblo sobre la oligarquía, una mañana en la que las amplias avenidas se llenaron de ilusión y esperanza en el futuro. ¡Cómo se ha pretendido enlodar esa fecha, ignorarla, apartarla del imaginario colectivo! Pero Abril es y será, no importa cuanto tiempo haya pasado. Los que en Abril temen mirar a la multitud a los ojos y poner en palabras el sentir de millones no nos representan. Porque son muchos, muchísimos los que no han olvidado los triunfos populares y en el fondo de su corazón no han renunciado a nada. Curiosamente, pese a que esa llama no se ha extinguido, el hecho es que a falta de referentes republicanos claros, la ilusión se posa en proyectos que la ignoran y desprecian, si bien no se pueden permitir prescindir de ella.
Es hora ya que en las Cortes y en las calles atruene la voz de la República. La que nos arrebataron, la que es del pueblo, la que se construye día a día con el esfuerzo y el trabajo de millones, la que representa simbólicamente el triunfo popular, la independencia de poderes ajenos, la soberanía plena sobre nuestro destino como pueblo y los límites de nuestros sueños, la República republicana, la que sólo puede construirse sobre la derrota de la impunidad franquista que es la base de todo el tinglado actual.
Es imprescindible que la voz de la República se escuche en las Cortes y cada debate sea abordado desde una posición republicana explícita. Se unirían así dos elementos vitales: darle coherencia y fondo a las propuestas y críticas, pero sobre todo ayudar a extender las ideas republicanas y hacer pedagogía pública. Esto es algo que no se está haciendo lo que es igual a renunciar a plantear ante millones de personas que el actual régimen es ilegítimo de origen y la república irrenunciable. Al ignorar por completo la República, su imaginario, su discurso, su objetivo, su tradición, su identidad, y sobre todo lo justo y honrado de su proyecto de futuro, lo que se hace desde Unidos Podemos es combatirla y quebrar los lazos de los jóvenes con las luchas de sus mayores, dejándolos inermes ante la ideología dominante. No se trata tan sólo de que haya una opción política distinta que ha logrado más o menos apoyos con éxito, algo respetable, sino que esa opción combate en la práctica desde las propias filas la lucha republicana. Si cuantos se autoconsideran republicanos y votan a Podemos dejasen de hacerlo, este partido perdería millones de votos. ¿Lo duda alguien? Sin embargo, ni su ideología, ni su discurso, ni sus objetivos comparten esos valores y esa tradición que se han hartado de despreciar y negar como válida para la lucha política actual y con éxito. Ante esto debemos alzar nuestra voz. ¡Ni un sólo voto republicano a los enemigos de la República!
En las próximas fechas en torno al 14 de abril habrá de nuevo centenares de actos de conmemoración; marcharan por las calles muchos miles de personas. ¿Tomaran la palabra los diputados? ¿Los dirigentes? En Madrid convocan múltiples organizaciones, pero han sido incapaces de exigir a los diputados y dirigentes que asuman ese día un compromiso público d futuro; sólo hay una explicación, en su mayoría consideran que la estrategia que se sigue es la correcta. No lo compartimos. Antes había un rey y ahora dos; el rey es treinta años más jóven y nosotros igual de viejos; la cuestión republicana sigue sin ser prioritaria y no es condición en la política de alianzas, ni en la parlamentaria. La cuestión republicana sólo se contempla en un sentido, no debe entorpecer la triunfal línea dominante en Unidos Podemos y partidos satélite. Pasearse sí, política no. Ir a cementerios y pasear flores y banderas sí, pero actuar en el presente y defender un futuro, no. Andalucía Republicana representa a la perfección esta situación. Unidad para callar, unidad para actos culturales y centrados en el pasado, unidad para no crear problemas de «línea» a quienes actualmente están en los ayuntamientos, los parlamentos autonómicos y las Cortes. Son incapaces de mantener en público su posición en un debate abierto.
No lo compartimos. No nos representan. Debemos decirlo en alto.
Es claro, una lucha por derribar democráticamente este régimen exige llevar la república a la primera línea de la política, relegarla es colaborar con el régimen. Podemos no participa de estos principios. IU, constatamos, sencillamente está en otra cosa, dice compartir el objetivo y los valores de izquierda y republicanos, pero en la práctica sigue tragando por motivos muy diversos con el régimen y a día de hoy está satelizada por Podemos, la alianza de ambos es una trampa. La opción de ruptura debe construirse sobre bases mucho más claras que todo eso. Hemos de reagruparnos en torno a la República como objetivo irrenunciable y construir la estrategia de acción sobre las debilidades del régimen que son muchas.
Sólo si nos reagrupamos, nos extendemos y conseguimos representación y, sobre todo, si no callamos ante las contradicciones, podremos influir en la marcha de los acontecimientos. Es necesario forzar una alianza por la ruptura y eso sólo se logra políticamente. El principal problema que encontramos en esta lucha es la falta de visibilidad pública en los medios de comunicación, algo más que previsible por que el republicanismo democrático y la lucha contra la impunidad del franquismo son el gran miedo del régimen. Hay ideas, objetivos y estrategia, lucha en la calle y muchas personas, falta organización, recursos y medios de comunicación, pero no falta voluntad entre quienes nos hemos puesto Al Servicio de la República.
Debe quedar claro que no somos enemigos de las otras fuerzas de izquierda y que nuestro ideal es la lucha conjunta y coordinada entre todos. Lo que no aceptamos es el veto a la Répública y el triunfalismo que afirma que todo va bien. No va bien precisamente. Consideramos que es preciso dar mensaje claros y explícitos, sumar apoyos desde la claridad y no desde la ambigüedad.
El Colectivo Al Servicio de la República suma a personas que comparten la idea básica de que la República es parte de la solución y que se deben poner todos los recursos para este objetivo, todos, humanos, parlamentarios, institucionales, sociales, sindicales. Hay que derribar este régimen y eso no es tarea fácil. Tal empeño no ocurre en el vacío, sino en el mundo real. Las luchas del día a día son vitales, son prioritarias, urgentes, una a una son importantes batallas, la educación pública, la salud, las privatizaciones, el laicismo, la igualdad, pero todas juntas son el programa de la República. No se trata de envolverse en ningún fetiche de bandera o siglas, sólo de saber porqué hacemos lo que hacemos y cómo podemos actuar para vencer y que nombre tiene todo ello.
La lucha por la Tercera República la lanzó don Fernando Valera, último presidente del gobierno republicano en el exilio, en julio de 1977 en su último mensaje: hasta aquí hemos resistido sin renunciar nunca, la IIª ha caído, Viva la Tercera fueron sus palabras. Con honor y con dignidad Valera se mantuvo donde debía y nos señaló el futuro. Esta lucha sigue, no hemos renunciado a la victoria y no vamos a hacerlo. Un régimen como la monarquía española que tiene miedo a las palabras y que tanto odio tiene a la idea de República es débil y tiene en sus contradicciones la semilla de su caída. Es posible.
Poneos Al Servicio de la República.